Reciclando tierra vieja de jardineras

En incontables ocasiones me comentan mis clientes que su intención al iniciarse en un huerto urbano es ahorrar en la factura de hortalizas. Esto no es una tarea sencilla de conseguir, ya que el primer año tendremos que hacer una pequeña inversión en materiales y plantas o semillas que difícilmente podremos compensar. Trato de convencerles de esto y animarles a que lo hagan por otros motivos, como la satisfacción de cultivar por uno mismo o el sabor de las hortalizas orgánicas, libres de pesticidas. Quizás en un segundo año las cuentas puedan cuadrar mejor reciclando tierra vieja de jardineras o mesas de cultivo. Veamos cómo.

Substrato y enmiendas

Lo ideal para iniciar un pequeño huerto en jardineras o mesas de cultivo es rellenarlas con un substrato de calidad. Coloquialmente a éste le denominamos «tierra». Los substratos son mezclas de diferentes elementos especialmente pensadas para favorecer el desarrollo de los cultivos. Algunos de estos elementos son las turbas (rubias o negras), la arena, abonos de origen orgánico o mineral, etc.

El substrato de calidad debe presentar determinadas características óptimas para el cultivo de las especies vegetales que vamos a plantar. Entre éstas destaca el pH, la conductividad, capacidad de retención de agua y los nutrientes. En todo caso, para cultivar un huerto, debemos enmendar nuestra tierra para mejorar sus características.

Un «suelo» ideal para nuestros huertos en jardineras debe poseer un alto porcentaje en materia orgánica, procedente de la descomposición de seres vivos. Entre el 5% del peso o el 20% del volumen de nuestro suelo será esta materia, despensa de nutrientes de nuestras plantas, y habrá de ser renovada constantemente.

La materia inorgánica es la que compone la mayor parte de nuestro «suelo». Se clasifica, por su tamaño, en arenas, limos o arcillas. Lejos de lo que pueda parecer es tan importante como el resto, pues de ella depende la estructura de nuestra tierra.

Y por último, pero fundamental en la composición del suelo, no podemos olvidarnos de los poros o huecos libres. Ellos serán los responsables de la conductividad del agua en nuestro substrato. Son los espacios que quedan entre las partículas sólidas, y están ocupados por agua o aire.

Una enmienda es un producto aportado a la tierra para mejorar sus cualidades físicas (estructura, textura) o químicas (pH, nutrientes).

Reciclando tierra vieja de jardineras

Reciclando tierra vieja de jardineras

Un gran porcentaje de «nuevos hortelanos» y aficionados sólo planta su huerto en verano. Ya sea por gusto, por falta de tiempo, por hacerlo en una segunda residencia o por cualquier otro motivo, es un hecho.

Como norma general durante los meses de invierno no se va a tener ningún cuidado de la tierra de las jardineras y las mesas de cultivo. En ocasiones llegaremos a primavera con las plantas de tomate aún en ellas, lógicamente muertas.

Y es en este preciso momento en el que debemos tomar la decisión clave de cambiar la tierra o reciclarla. Si puedes permitírtelo, cámbiala. Pero en esta ocasión estamos reciclando tierra vieja de jardineras, así que vamos a ello.

En primer lugar nos tenemos que ocupar de eliminar todos los restos aéreos de los cultivos anteriores, si no lo habías hecho antes. Trata de sacarlos de raíz. Golpea suavemente las raíces para que la tierra que tienen adherida caiga nuevamente a tu huerto, de esta forma perderás menos materia y tendrás que aportar poca cantidad.

Mejorando las propiedades físicas

Ahora vamos a ocuparnos de las propiedades físicas: Ya sabemos que buena parte de nuestro suelo son poros. Tu tierra seguramente habrá perdido su porosidad por meses de apelmazamiento y abandono. Tendrás que moverla. No escatimes esfuerzos, muévela de arriba a abajo y elimina todos los restos de raíces que encuentres. Usa una paleta pequeña o, mejor aun, una escardadora. Ten en cuenta que abajo va a estar más apelmazada y, si dejas esa parte sin mover, tendrás problemas en el futuro. Además ahí abajo los nutrientes han sido menos esquilmados.

Reciclando tierra vieja de jardineras

Puede que arriba veas que la tierra está muy desnaturalizada. Eso es porque las partículas de más peso, las minerales, se han ido filtrando hacia abajo, dejado los restos vegetales, como las cortezas, arriba. No te preocupes, haz una buena labor de limpieza y removido y ya verás como mejora el aspecto general.

Reciclando tierra vieja de jardineras

Mejorando las propiedades químicas

Cuando hayas terminado de mejorar las propiedades físicas del substrato, dejando una buena textura y aireación, es el momento de mejorar las propiedades químicas con las enmiendas.

Tu tierra no tiene acceso al suelo y, por tanto, no puede aprovecharse de la regeneración natural de éste, tanto por la desintegración de la roca madre (parte mineral) como por la descomposición de seres vivos (materia orgánica). La parte mineral se habrá conservado bien, pero la materia orgánica habrá sido procesada por microorganismos y utilizada por tus plantas. Es preciso renovarla.

En el mercado o, si tienes acceso, en las granjas, podrás encontrar diferentes tipos de materia orgánica que puedes usar para enmendar tu tierra:

  • Estiércol sin procesar: Excrementos de animales. Requiere un periodo de fermentación y reposo. Es difícil asegurar su composición.
  • Estiércol procesado: Excrementos de animales procesados por fermentación, triturado o peletizado. El fabricante asegura su composición y rendimiento.
  • Mantillo: Origen animal y vegetal. Bajo rendimiento. Probablemente contenga muchas semillas de malas hierbas.
  • Compost: Restos orgánicos descompuestos, normalmente, de forma casera en composteras. Si el proceso se ha realizado correctamente en muy rico en nutrientes.
  • Vermicompost: Compost realizado con la intervención de lombrices rojas de california. Mejor rendimiento que el compost. Procesamiento más rápido.
  • Humus de lombriz: Es el último estadio de la descomposición del vermicompost. La estructura está tan alterada que ya no realizará variaciones significativas. Mejora la textura y estructura del suelo. Aporta gran cantidad de nutrientes.
  • Abono verde, té de plátano, cenizas…: Cuando exista una carencia concreta que hayamos podido detectar en cultivos anteriores usaremos diferentes remedios ecológicos para corregirla.

Últimos pasos

Terminaremos, por tanto, el proceso que iniciamos reciclando tierra vieja de jardineras, aportando la enmienda elegida y removiendo otra vez todo el conjunto.

Ten en cuenta que si optas por estiércol o mantillo tendrás que hacerlo unos meses antes de los trasplantes de tus semilleros. Este tipo de enmiendas tienen un alto poder de abonado, pero es fundamental la acción de las bacterias para fijar el nitrógeno al suelo y que éste sea aprovechable por las plantas.

Este problema se minimiza con el humus de lombriz. El contenido de nitrógeno fijado al suelo (nitrato) es muy elevado desde el origen, y por tanto aprovechable desde el inicio por nuestras plantas.

Mi recomendación es que optes por humus de lombriz comprado o por vermicompost elaborado por ti mismo, ya que son los productos que mejor van a funcionar en pequeños recipientes y huertos urbanos.

Reciclando tierra vieja de jardineras

Observa la materia resultante cuando hayas finalizado tu proceso. Esta debe ser oscura, estar suelta y esponjosa. Si has prestado atención a todo el proceso, el éxito de tu nueva temporada está asegurado.


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