El Jengibre (Zingiber officinale) es muy apreciado en la actualidad en todo el mundo por sus cualidades nutritivas y medicinales. Al igual que por su delicioso sabor, ligeramente picante, y muy personal.
Problemas digestivos, respiratorios o nauseas, son varias de las afecciones que el jengibre combate de forma natural, fortaleciendo nuestro organismo. Muchos autores, tanto en la antigüedad como contemporáneos, le han atribuido otros numerosos beneficios. En mayor o menor medida aceptados por la comunidad científica o desestimados. Entre ellos destacan propiedades tales como las analgésicas, antihistamínicas, antiséptica o, incluso, afrodisíacas.
Descripción
El Jengibre pertenece a la familia de las zingibaráceas, y la parte que se utiliza para consumo es la raíz. Ésta es un rizoma horizontal, visible a simple vista porque aflora en superficie. Posee un sabor fuerte, personal y ligeramente picante.
La planta en si es herbácea, y alcanza fácilmente metro y medio de altura. Las hojas son alargadas y estrechas, de hasta veinte centímetros de longitud por unos dos o tres de anchura.
Las flores se presentan en racimos basales. Y los frutos son capsulares y de forma globosa u ovalada.
Elegir bien el Jengibre
Cuando compres el jengibre para tu plantación trata de que sea ecológico. Además fíjate muy bien en el aspecto general del rizoma, ya que ahí tendrás gran parte del éxito para su agarre.
Huye de los rizomas deshidratados. Observa bien que sean firmes y tersos. Que no se hundan con la presión ejercida con los dedos. La mejor forma de que los distingas es observar las siguientes imágenes.
En la primera fotografía observamos un rizoma de Jengibe bastante deshidratado. Sí es cierto que presenta brotes, pero desde que las primeras yemas de brotación asoman en el rizoma hasta su plantación hay un tiempo máximo para plantarlos. Este rizoma pudo ser un gran candidato para plantase algunas semanas atrás. Sin embargo ha llegado a un nivel de deshidratación crítico.
En la siguiente fotografía observamos unos rizomas mucho más saludables. Son tersos y sanos. No presentan golpes y son firmes a la presión.
Si observamos con atención vemos que el de la parte superior izquierda de la foto ya presenta una yema. Este podemos plantarlo directamente en la tierra. Los que no tienen yemas es mejor dejarlos unas cuantas horas en remojo. De todos modos trata de elegir rizomas con yemas para asegurar la brotación.
Cómo plantar Jengibre en casa
Una vez elegido el rizoma o trozo del mismo correcto sólo tienes que plantarlo.
Puedes optar por una maceta grande para darle espacio a la raíz para crecer. O bien en una más pequeña hasta que tengas una mata de 30 o 40cm de altura, que pasaremos posteriormente a su lugar definitivo.
No precisas de una profundidad excesiva. Con unos 40cm tendrás suficiente.
Planta el rizoma con el brote visible hacia arriba. No lo entierres del todo. Pero ten en cuenta que la tierra debe ser suelta. Escoge un substrato de calidad, y mejóralo con un 20/25% de materia orgánica. Si es posible humus de lombriz.
Riega muy frecuentemente, pero en pequeñas dosis. Como la mayoría de los rizomas el jengibre no gusta de encharcamientos. Pero tampoco debes permitir que sufra estrés hídrico, o de lo contrario los primeros brotes se echarán a perder.
Por último ten en cuenta que no es amigo del sol directo. Ten especial cuidado con los primeros brotes de tu nueva planta. Si llegan a quemarse ésta no saldrá correctamente. La temperatura debe ser suficiente. Prefiere y desarrolla correctamente alrededor de los 20 grados. Por debajo de los 10 empieza a tener problemas.
Una vez que el rizoma sea suficientemente grande, puedes recolectarlo a placer. Dejando siempre un poco para que siga desarrollándose.
Y como siempre, os dejamos una receta facilísima de Galletas de Jengibre y Chocolate, explicada al detalle por nuestro chef @hortelano_ps
Galletas de Jengibre y Chocolate

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